Urbanismo colaborativo como soporte de una ciudad democrática
La investigación sobre los problemas derivados de la producción de viviendas en masa se encuentra en una etapa primaria, incluso en una fase prenatal. La aproximación requerida debe ser realizada por todos los agentes implicados, entre otros: arquitectos, contratistas de construcción, economistas y sociólogos […]
A. Hendriks
La ciudad contemporánea es una realidad compleja y cambiante que no encuentra respuestas en el planeamiento actual cuyas herramientas se basan en definir productos o diseños cerrados en lugar de procesos abiertos. El urbanismo colaborativo supone una alternativa al modelo convencional para definir un planeamiento sostenible, negociado y sometido a crítica desde diferentes intereses, necesidades y demandas.
Por los malentendidos que se han hecho del término, cabe destacar que el urbanismo colaborativo no nos refiere a la participación ciudadana, o no sólo eso. Si en el ámbito arquitectónico, un proceso participativo se caracteriza por empoderar a la ciudadanía en la toma de decisiones de su ciudad, el planeamiento colaborativo amplía la participación no sólo a los habitantes, que tendrán un rol específico en la negociación, sino que involucra también a las instituciones y los grandes promotores, así como representantes de otros grupos menores, como pequeños inversores y cooperativas, junto a un equipo técnico multidisciplinar que coordinarán sus funciones en un proceso de diseño abierto, inclusivo y flexible. A través de un debate plural, se define así el ‘workshop-based-urbanism’: un planeamiento basado en talleres de trabajo colectivo que generan una estructura ‘multiplayer’ orientada al desarrollo de procesos.
Los objetivos del urbanismo colaborativo son legitimar el planeamiento con una garantía de control de calidad, entendiendo que las directrices de los grandes desarrollos urbanos se toman consensuadas por multitud de agentes, donde todos son protagonistas en una producción más democrática de la ciudad. Así se certifica la viabilidad del proyecto desde diferentes intereses –a veces opuestos- mediante una negociación que fomenta la coordinación de recursos y la sostenibilidad del proceso.
Como ejemplo europeo de procesos de urbanismo colaborativo destacamos el modelo vienés, que desde el año 2012 ha utilizado como estrategia la densificación de la ciudad de Viena a partir de los vacíos que presentaba la ciudad como lugares de oportunidad para la producción de nuevos barrios de vivienda económica, mezcla social y ecológicamente sostenibles. Desde Arenas Basabe Palacios hemos formado parte de equipos redactores de planeamientos colaborativos. Encontraréis más información sobre dichos procesos en los enlaces de las fotografías.
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