Madrid, cuyo origen es musulmán, tuvo su primer asentamiento en el entorno del Rio Manzanares y debe su nombre a “Mayrit” que significa “madre de aguas”. Sin embargo, ha sido una ciudad que ha crecido dando la espalda al agua olvidando sus orígenes y generando una brecha en la ciudad a causa del cauce del rio.
El crecimiento en torno al rio fue desordenado desde el origen, generando una grieta entre las diferentes zonas de la ciudad. A finales de los años 60 se produjo un gran desarrollo industrial hacia el rio, y posteriormente, el Plan de la Red Arterial de Madrid de la M-30 agravó esta situación de desconexión urbana en la ciudad, bajo el aumento de la intensidad de uso del vehículo privado, que según el periódico el País “Desde 1960 a 1968…pasó de 300.000 a dos millones de vehículos” [1]
MADRID RIO, LA RECUPERACION DEL CAUCE.
Madrid Rio da respuesta a la necesidad de recuperar el carácter natural del cauce y de producir una regeneración urbana que hasta entonces solo se había dado en la Ría de Bilbao. Con esta actuación se pretendía recuperar el tejido urbano obsoleto, naturalizándolo y generando continuidad longitudinal y transversal.
La envergadura y complejidad del soterramiento de la M-30 produce una respuesta basada en recuperar la cota ±0,00 m. El espacio se ensancha y se contrae, generando la unión entre lo social y lo natural y generando espacios permeables entre lo rural y lo urbano.
Es una acción basada en la continuidad, consiguiendo una reversión de la situación inicial y creando nuevos escenarios para ciudad, restituyendo enlaces entre barrios y revalorizando el valor histórico y patrimonial, generando, en definitiva, un espacio de uso compartido.
Esa continuidad se consigue mediante un lenguaje arquitectónico basado en elementos geológicos que aparecen en forma de materiales, texturas, y vegetación asociativa, donde las plantaciones de mayor porte conviven con las que nacen naturalmente. El proyecto, por su envergadura y complejidad, se subdivide en 6 proyectos entrelazados entre ellos:
Salón de pinos
Esta franja longitudinal se entiende como una columna vertebral extendida a lo largo de toda la actuación, capaz de articular áreas libres, viarios y edificación consolidada, recuperando el espacio de la autopista para dedicarlo a la movilidad peatonal. Su recuperación se realiza mediante la creación de bosques, sendas, suelos con diferentes pavimentos y zonas de juego.
Avenida de Portugal
La franja que queda libre del soterramiento se convierte en una oportunidad. Se crea una plataforma caracterizada por devolver al peatón la comunicación entre la ciudad y la Casa de Campo, creando un filtro de paso y caracterizándolo como un objeto urbano reconocible. Los materiales se ordenan en franjas según el uso, donde de nuevo se mezclan los materiales y las texturas.
Líneas históricas del entorno de la casa de Campo
En el entorno del Palacio Real se recupera la línea histórica que responde individualmente a cada una de las piezas (Palacio Real, Campo del Moro, Paseo de la Virgen del Puerto, cauce del rio y Casa de Campo) sin perder de vista el conjunto. En este sentido, la topografía juega un papel clave y es el orden que se sigue para crear diferentes itinerarios combinando superficies y retículas.
Jardines del Puente de Toledo y su entorno
La posición del puente de Toledo es sensible dentro de la ciudad debido al cambio de orientación de trazado del rio y a la situación en un nodo de infraestructuras básicas urbanas.
El puente se potencia, convirtiéndolo en el eje donde se integran diferentes elementos, como siluetas vegetales, y donde se incorporan experiencias sensoriales a través del olor y lo visual (lavandas e hipéricos), mezclándolas con mobiliario urbano y zonas peatonales.
Margen izquierdo-sur del Manzanares
Este es el punto vertebrador de la regeneración urbana, tanto por superficie como por ubicación. En este lugar, la recuperación se produce mediante herramientas del entorno, es decir, líneas quebradas, conectividades, agua y vegetación. La nueva topografía propuesta genera caminos, áreas de juego, puentes y pasarelas.
Matadero
Las antiguas edificaciones se entienden como contenedores que admiten diferentes usos sin necesidad de perder su carácter. En torno a las naves, se genera un espacio público que se conecta con Madrid Rio a través del pavimento mediante una base limpia y unificada a lo largo de todo el conjunto. Mediante la reutilización de las naves para usos culturales se crea un verdadero foco cultural dentro de la ciudad.
La regeneración urbana refleja grandes intervenciones asociadas a la reconversión del tejido obsoleto donde el éxito reside en dividir los proyectos en pequeños átomos que se acaban entrelazando, creando homogeneidad en la ciudad. Este hecho se constata en ejemplos ya realizados como la Ría de Bilbao, la bahía de Santander o el High Line de Nueva York, pero también en proyectos futuros como Distrito Castellana Norte, que aspira a unificar zonas de la ciudad desconectadas.
Madrid Rio ha sido capaz de adecuarse a las necesidades de la sociedad, revalorizando el entorno y mostrando un carácter más sostenible, aprovechando los recursos que la ciudad ofrece para mejorar el espacio público. Además, operaciones como la que se está llevando a cabo en el Mahou-Calderón permiten que el proyecto siga vivo, generando nuevas oportunidades de crecimiento y generando nuevos espacios para la ciudad.
Referencias
[1] https://elpais.com/diario/2004/11/11/madrid/1100175864_850215.html
Paisajes en la ciudad: Madrid Río: geografía, infraestructura y espacio público. (2014). Madrid: Turner.
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