ÁGORAS Y POLIVALENCIA
Cada vez es mayor el interés en la arquitectura polivalente, aquella que puede agrupar en armonía varios usos de forma simultánea o separada en el tiempo. Este escenario, quizá más novedoso en la edificación, ha sido siempre algo frecuente en el urbanismo, especialmente a través de las ágoras: lugares con vocación pública, de encuentro y reunión de los ciudadanos, de comercio, de ocio… que configuran y enriquecen la ciudad.
Como ejemplo sencillo de esta polivalencia urbana podemos fijarnos en dos de las plazas más emblemáticos de Madrid. Tanto la Puerta del Sol como la Plaza Mayor se transforman en repetidas ocasiones, de forma programada o espontánea, en escenario de conciertos, manifestaciones, discursos, mercadillos, arte urbano… incluso eventos deportivos.
No se trata de algo exclusivo de las grandes ciudades. En cualquier municipio podemos ubicar plazas, parques, incluso ciertas calles que, bien por su ubicación, dimensiones o proximidad a edificios emblemáticos, acogen habitualmente eventos dispares: venta ambulante, ferias, espectáculos, talleres, maratones, etc.
Estos espacios polivalentes se convierten en acumuladores de actividades al aire libre, en puntos de interés donde se fomenta la convivencia, la relación con los vecinos, y se desarrolla la ciudad no solo como espacio físico, sino social.
Potenciar estos espacios de ágora puede ser un interesante objeto de proyecto y de estudio para la mejora de las ciudades. No únicamente como algo reservado para sitios céntricos o singulares, sino mediante intervenciones puntuales en barrios para su revitalización, o para favorecer el enriquecimiento social y urbano de áreas más deprimidas. Lugares que puedan ser invadidos por varias actividades en un día, que puedan acoger un evento concreto durante varias semanas, que pueden adaptarse y transformarse para satisfacer las necesidades de la población y generar nuevas oportunidades culturales y de ocio.
Otro ejemplo, alejado de la idea más clásica de ágora como plaza, es el proyecto del Simon Veil Bridge que OMA propone en Burdeos (Francia), con este concepto de elemento urbano polivalente. En las imágenes del proyecto se destaca la versatilidad del puente para acoger diversas configuraciones temporales, además de cumplir su función de conexión peatonal, rodada y de ferrocarril de las dos orillas del río Garona.
A la hora de enfocar este tipo de proyecto, capaz de albergar una amplia variedad de usos en un mismo emplazamiento, se deberá estudiar en primer lugar el entorno: los accesos, las dimensiones del área de actuación, sus preexistencias (edificios, vegetación, esculturas… Pueden estar protegidas, tener un importante valor urbanístico, arquitectónico, o incluso un valor sentimental para los ciudadanos), las circulaciones existentes y las que el proyecto va a generar.
Igualmente es necesario analizar el programa que se pretende implementar. La intención de acoger un amplio abanico de usos, aunque sea de manera temporal, requiere de un esfuerzo por hallar rasgos comunes a todos ellos, para sintetizar la actuación e implantar equipamientos fijos que den servicio a la mayoría; así como por conocer las demandas individuales que puedan surgir y que pueden satisfacerse con mobiliario o infraestructuras temporales. Este análisis puede abarcar sus necesidades de abastecimiento (instalaciones, carga y descarga de mercancías…), de privacidad e iluminación, y de organización de circulaciones, puestos, focos de atención, etc.
El control de los elementos o capas físicas de las que se compone el proyecto es otro factor clave para diseñar estos espacios. La elección de los pavimentos, asociándolos a usos, trayectos y definiendo cuales son pisables o no pisables; la ubicación y densidad de la vegetación y el alumbrado, la implantación de mobiliario o elementos fijos de interés… condicionarán los recorridos tanto peatonales como rodados. Por otra parte, la inclusión de arquitectura construida (existente o de nueva planta) podría potenciar la versatilidad del conjunto mediante la combinación de espacios polivalentes abiertos y cerrados, para satisfacer necesidades de servicios, gestión y almacenaje, o actuando como hito.
La relación entre todos estos elementos, así como la distancia que mantienen entre ellos y con el espectador, condicionarán el funcionamiento y la percepción de los visitantes del conjunto. Analizar el «entorno del “aquí” o de lo próximo, de lo íntimo y de lo personal; del “ahí”, o de lo cercano y lo social, o el entorno del “allí”, de lo lejano, de lo público».
Por último, será importante evaluar el impacto de este programa o actividad tanto en el área de actuación como en el entorno en sus diferentes escalas de aproximación. Al tratarse de espacios urbanos, esta influencia en el funcionamiento del municipio será constante, bien como foco de actividad, como punto de encuentro, o simplemente como lugar de paso cuando no se celebre ningún acontecimiento. Cualquiera de las posibilidades, de los escenarios de este ágora, generarán una huella temporal tanto en la ciudad y como en sus habitantes.
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