De la participación a la acción comunitaria efectiva
Entendiendo que el espacio público es un producto de iniciativa colectiva, debe ser valorada la incorporación del ciudadano en los procesos de planificación y diseño en sus distintas escalas, tanto a nivel de espacio público como a nivel de ciudad. La participación ciudadana, en conjunto con las distintas formas de gestión comunitaria y concertada, son maneras a través de las cuales el individuo se siente parte de la transformación de su realidad, no solamente brindando su mirada sobre ésta, sino incidiendo en la toma de decisiones. Se ahonda en la participación ciudadana como herramienta de acción efectiva en los procesos de apropiación.
Según la RAE (2018), participar es tomar parte de algo. Es entendida como la capacidad del individuo de incidir en las decisiones que se tomen referidas a asuntos públicos, de interés de todos (Oviedo y Abogabir, 2000).
A su vez, la participación es considerada un deber y un derecho cívico con influencia en la gestión local, debido a que la mucha, poca o inexistente, da muestra de los niveles de interés o desinterés que tiene el colectivo por determinado asunto. Además, es un indicador que demuestra la relación existente entre los distintos actores, es decir, puede existir conceso o afinidad entre los miembros de una comunidad, pero no necesariamente entre éstos y los actores políticos, económicos o técnicos. Por ello puede afirmarse que el nivel de participación entre actores es una radiografía de lo que sucede en el ámbito social.
La participación va más allá de la demanda y de la exigencia, es importante considerarla y valorarla como un mecanismo para involucrar a la gente y a los diferentes actores, y de hacerlos corresponsables de la transformación urbana. Por medio de esta, puede mejorarse la socialización, el sentido de pertenencia, aumentar la viabilidad de los proyectos y programas formulados e incrementar las iniciativas y las prácticas colectivas. Esto supone que, mientras mejores y mayores relaciones existan entre los actores, mejores y mayores oportunidades y posibilidades de transformación habrá.
El fortalecimiento de la gestión pública local es lo que promueve el ejercicio de la ciudadanía a través de la participación. Dicha participación solo puede darse teniendo conocimiento de los problemas y de las situaciones que se viven en la ciudad y en el espacio público, en lo particular. Es por ello que destacar el papel que desempeñan los medios digitales, de comunicación e información como facilitadores, que brindan conciencia al ciudadano de lo que ocurre en su entorno, es el primer paso para que se involucren activamente en la trasformación del mismo. En este sentido, debe haber un proceso de compresión del problema, debate del problema con el colectivo, formulación de ideas y escenarios, concreción de ideas, ejecución y gestión de las mismas para que haya una activa y efectiva participación de la gente en la intervención de los espacios públicos, que se manifiestan en los procesos de apropiación.
[1] Oviedo, E. y Abogabir, X. (2000). “Capítulo I: Participación ciudadana y espacio público” en Segovia, O. y Dascal, G. Espacio público, participación y ciudadanía. Santiago de Chile: Ediciones SUR.
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