Cada vez hay más proyectos que basan sus fachadas en este sistema constructivo debido a las ventajas que aporta su uso, y es que, esta solución constructiva sirve no solo para dar valor estético a la envolvente de nuestro edificio, sino que funciona como un escudo frente a los agentes atmosféricos.
La fachada ventilada se entiende como una estructura auxiliar que se ancla a un muro, dejando una cámara de aire ventilada de unos 5 cm entre dicho muro y el aplacado exterior. Esta ventilación nos aporta una serie de ventajas para la climatización de nuestro edificio, ya que, gracias a la corriente de aire que se genera entre las dos hojas, conseguimos reducir los efectos de la humedad así como un mayor aislamiento térmico en el interior.
Esta última ventaja es debida a que en verano, el Sol calienta el revestimiento exterior, calentando a su vez el aire que queda en el interior de la cámara, lo que produce que éste ascienda, renovando continuamente el aire caliente por aire más fresco. No obstante, en invierno, al ser menos fuerte la radiación solar, el aire no se sustituye tan rápidamente, lo que nos supone una ventaja en esa época del año ya que la fachada funciona ahora como un acumulador de calor, evitando así que el aire caliente del interior del edificio se escape.
Paralelamente, el revestimiento exterior funciona como una barrera arquitectónica frente a agentes como el ruido, la lluvia, el Sol o el viento, evitando así problemas como la estanqueidad o la corrosión de la estructura del edificio.
Las piezas que cierran la fachada suele ser materiales que resisten a la intemperie, como placas cerámicas, de piedra o de hormigón, dando, de esta forma, el acabado que nosotros queramos para nuestro edificio gracias a la independencia que tiene la hoja exterior de la interior. Sin embargo, al decidir el material con el que vamos a revestir la fachada, tenemos que tener en cuenta su peso, porque este supondrá utilizar una estructura más o menos ligera.
La estructura que sujeta las piezas tiene que estar anclada a un muro (puede ser de fábrica, de hormigón, de piedra…) o a un forjado que tenga la consistencia suficiente como para sujetar la fachada auxiliar que se le adosa. Ésta, a su vez, se dividirá en una subestructura en la que se colocarán de forma mecánica las diferentes piezas, utilizando para ello anclajes, raíles, montantes… Este tipo de sistema constructivo, al ser seco, favorece la rapidez en su construcción, así como una mayor independencia entre los distintos elementos. A la hora de replantear la fachada, es necesario tener en cuenta que debemos dejar una separación entre los distintos elementos que la componen para no interrumpir la ventilación de la cámara, ya que sino, la fachada perdería gran parte de su función.
¿Ya has acabado de leerte el artículo? 🙂 Si te ha gustado siempre puedes dejar un ❤️ y si te sigue picando el gusanillo te regalamos otra dosis de arquitectura.
Guillermo Pasquel dice
Considero que este tema debe ser más socializado ya que una fachada ventilada bien construida genera confort salud, bienestar y economía, al evitar o minimizar el uso de equipos de aire acondicionado o calefactores…..