Hormigón impreso
Que la industria 4.0 está comenzando a hacerse un hueco también en el ámbito de la arquitectura es ya una realidad, con la que tendremos que convivir los recién graduados y los técnicos de un futuro no tan lejano. La digitalización de los procesos productivos tal y cómo los hemos conocido hasta ahora, así como la consolidación del llamado “Internet de las cosas”, también aplicada al diseño de edificios y al ámbito arquitectónico en general, son conceptos que poco a poco han llegado para quedarse.
Hasta hace relativamente poco tiempo, las impresoras 3D sólo eran capaces de construir pequeños prototipos o modelos en plástico y materiales fundibles. Sin embargo, la utilización de éstos está dando el salto, poco a poco, al campo de la construcción a escala 1:1. Utilizando las características peculiares propias de esta tecnología, ya se ha logrado erigir edificaciones impresas en hormigón.
Es difícil saber con exactitud en qué momento se imprimió la primera vivienda de este tipo. Por el momento, la escala asumible por la mayoría de estas máquinas es la de casas de entre 70 y 120 metros cuadrados, y un máximo de dos plantas, aunque el proceso avanza tan rápido que quizá pronto podamos hablar incluso de rascacielos. Alrededor del globo se han ido implantando paralelamente diferentes modos de trabajar con esta tecnología, empleando diferentes sistemas constructivos y logísticos, tanto in-situ como mediante prefabricación en taller.
Una de las primeras edificaciones de este tipo se realizó en China allá por 2014 comenzando los ensayos por una serie de piezas autoportantes que forman la estructura de muros de carga del edificio. Es decir, que el proceso de fabricación digital se lleva a cabo de forma industrial y que, por tanto, la construcción de estas viviendas tiene más de prefabricado mediante tecnología de impresión 3D utilizando el hormigón como elemento mayoritario, quedando el verdadero potencial de este nuevo proceso constructivo algo desdibujado.
Tal y como ya se ha mencionado anteriormente, los tiempos con esta tecnología son breves, y en tan sólo un par de años se ha avanzado mucho en la curación y mejora tanto de la maquinaria como del proceso de fabricación mediante hormigón impreso en 3D. En 2016, se construía la primera casa en Estados Unidos utilizando este proceso constructivo in-situ, pero con ciertas limitaciones al utilizar una máquina impresora en forma de grúa, con un alcance radial y posibilidad de construir hasta 132 m2. Con esta forma de construir, sí que comienzan a estar presentes algunas de las virtudes de utilizar la impresión 3D con hormigón, que son:
- Posibilidad de optimización del material y recursos para obtener las mayores superficies útiles posibles, llevando a mínimos el desperdicio de materias primas.
- Economía, ya que se ahorra en los costes de producción y construcción especialmente en el aspecto estructural. El coste de ejecución puede llegar a reducirse para una vivienda de entre 70 y 90 m2 hasta un 60%, pudiendo invertir ese ahorro en mejores acabados o instalaciones.
- Rapidez y seriación. Gracias a la velocidad de la maquinaria, capaz de construir una vivienda de tamaño mediano en aproximadamente unas 12-15 horas. Si[6] existen las condiciones de espacio, la distribución escogida podría llegar a repetirse hasta el infinito, logrando un ahorro significativo por repetición del elemento impreso.
- Revitalización del mercado inmobiliario, ya que, aunque se prescindiría de los operarios encargados de levantar la estructura, sigue siendo necesario contar con técnicos especializados en el montaje, desmontaje y funcionamiento de la maquinaria, así como de los consiguientes profesionales que instalen la fontanería, instalación eléctrica e iluminación, sistemas de partición interior, etc. Se necesitaría también de técnicos especializados en hardware y software que reparasen y actualizasen la maquinaria siempre que fuera necesario.
- Innovación y experimentación en sistemas derivados de la rapidez de la propia máquina impresora, pudiendo llegar a realizar obras íntegramente en hormigón impreso en 3D, tanto la parte estructural como mobiliario exterior o interior (celosías, bancos y encimeras, etc.).
Actualmente, la empresa valenciana BeMore3D es la impulsora de la primera vivienda impresa íntegramente con hormigón en España. Ésta se encuentra en el campus de la Universidad Politécnica de Valencia, y actualmente, la tecnología desarrollada por dicha empresa ha sido ya objeto de un taller con fines didácticos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia. Éste fue realizado por el grupo “I+D+Arq”, y tuvo como objetivo desarrollar una pequeña pieza de mobiliario urbano que acompañase a dicha vivienda y que fuese desarrollado utilizando metodologías de diseño paramétrico y adaptativo.
¿El resultado? Un banco corrido con una pequeña curvatura, de unos 2m de longitud por 45cm de altura y algunas ideas (todavía en proceso de maduración) acerca de cómo empezar a implantar estos materiales y procedimientos constructivos novedosos en el currículum académico de los arquitectos de un futuro no demasiado lejano
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Jose Guillermo Muñoz Montes dice
Grandes!