No existe estudiante de arquitectura jovial y novato o quizás no tanto, que no haya sido deslumbrado por las hazañas arquitectónicas de Alvar Aalto o Erik Gunnar Asplud, siempre desde sus libros de texto, nos envuelven con su sensibilidad hacia el entorno, colándose en los grandes bosques y tratando materiales autóctonos abrazándose a ellos.
En efecto, no es que hayan inventado la panacea; se han enfrentado a su entorno con respeto y cabeza: abaratando costes en construcción con viviendas prefabricadas de madera de pino nórdico (lo que supone una gran mejora en cuanto a eficiencia energética en países donde lo habitual son los -12 grados) y aplicando una normativa muy estricta en la tala de árboles para no perder su producto. Además, la madera tiene la propiedad de absorber el CO2, lo que la convierte en uno de los materiales más sostenibles.
El pino nórdico o también llamado pino silvestre, principal elemento constructivo de estas arquitecturas, se encuentra en gran parte de Europa. Lo que difiere entre un pino crecido en Laponia y otro en Sierra Nevada es la exposición solar, si esta conífera obtiene un exceso de sol en poco tiempo, crece rápido y su madera es flexible; sin embargo si obtiene poco sol y aguanta el peso de la nieve, a parte de que la diferencia de años de crecimiento oscila entre los 10 y 200 años en cada caso, nos encontramos con una madera maciza muy resistente a la putrefacción.
Sin más prolegómenos, el sistema estructural de una construcción en madera nórdica es el siguiente:
- Compactación del terreno, se dispone una losa de hormigón armada ligeramente levantada del suelo como cimiento para sustentar la vivienda de madera.
- Los cerramientos exteriores se realizan con troncos rectangulares de doble o triple machihembrado que se ensamblan entre sí. En ellos se colocan unos montantes para sujetar una capa separadora asfáltica. Tras esta capa se coloca un aislante de lana de roca entre 5 – 10 cm. Todo se recubre con una lámina de polietileno que servirá de soporte a las tablas del interior. El cartón-yeso es opcional como acabado interior.
- Los huecos en fachada se refuerzan con perfiles metálicos, utilizando ventanas de doble cristal.
- Los forjados de las plantas consecutivas están formadas por vigas de madera forradas por el inferior con tablillas machihembradas para no romper la continuidad del material en la planta baja. Por la parte superior se coloca una capa de polietileno, una capa de lana de roca y sobre ésta una tarima para colocar el suelo de la primera planta, tipo parquet.
- El forjado de cubierta también es de vigas de madera con tablillas machihembradas en su interior. Sobre éstas se coloca un papel asfáltico fijado con unos listones orientados en el mismo sentido de las vigas. Según el acabado exterior colocamos sobre éste: tarima para instalar pizarra natural o rastreles en sentido inverso a las vigas en el caso de acabado en teja. Entre las vigas se coloca una manta aislante de 10 cm de espesor de lana de roca y se recubre con una capa separadora de polietileno.
- Los forjados interiores son dos capas de tablillas machihembradas forradas en su interior por una capa separadora donde se encuentra una capa aislante de lana de roca, dando un ancho de 8 cm al tabique.
Las estructuras de madera, en general, forman parte de la arquitectura vernácula de nuestro país y de otros lugares del mundo. Resulta increíble -y un tanto criticable- como se han dado palos de ciego buscando “la estructura perfecta” cuando en realidad, teníamos en frente una solución resistente, duradera y eficiente. Comparando, la resistencia a compresión de la madera oscila entre los 18 – 25 kN/m2 , bastante mayor que la del hormigón -sin armar-.
Se trata de un tipo de construcción sencilla y muy barata, por lo que se está extendiendo a varios lugares del mundo. Aún así, antes de tirar de importación habría que tomar conciencia de aprovechar nuestro entorno próximo en una simbiosis con el mismo, más que un lugar que mutilar e invadir.
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Jorge dice
Ole ole y ole