Las casas pasivas tienen su origen a finales del siglo XIX en Alemania, concretamente en Darmstad. Sin embargo, su verdadero auge lo estamos viviendo en la actualidad, donde las necesidades de reducir tanto el consumo de los edificios (que actualmente supone el 40% del consumo total de energía en la Unión Europea), como la emisión de CO2 de los mismos, hacen que la arquitectura bioclimática y las certificaciones PassivHaus, Breeam o Leed se empiecen a ver como una respuesta desde el sector inmobiliario. Estos dirigen la construcción hacia los tan demandados Objetivos de Desarrollo Urbano Sostenible publicados por la ONU en 2015.
En este artículo se abordará el estándar PassivHaus, que se centra en conseguir los siguientes objetivos:
- Limitar la demanda de energía a 15kWh/m2a para calefacción y 15kWh/m2a para refrigeración.
- La estanqueidad del aire debe ser de 0,6 renovaciones por hora.
- La energía primaria demandada por el edificio no debe superar los 120 kWh/m2a
A estos objetivos se llega a través del control y ejecución de la obra, teniendo en cuenta cuestiones como es el aislamiento y las infiltraciones de aire. En el diseño de las instalaciones de ventilación, el punto base es la ventilación mecánica con recuperación de calor. La consecución de los objetivos del estándar PassivHaus es aplicable a toda tipología de edificios siempre que se enfoque desde la fase de diseño de proyecto, pero también en otros puntos fundamentales de cualquier proyecto de construcción.
Envolvente opaca
La envolvente de un edificio es muy importante y se establece la “regla del lápiz” para conseguir una envolvente que sea beneficiosa en verano e invierno consiguiendo continuidad tanto horizontal como vertical.
En esta envolvente, el elemento fundamental es el aislamiento térmico, cuyo espesor debe ser superior al que encontramos en la construcción convencional (que no suele superar los 5 cm). El aislamiento influirá de manera notable en la transmitancia térmica (U) del cerramiento, que es la magnitud que muestra cuanta cantidad de energía es capaz de hacer pasar por todas sus componentes. Por ejemplo, en el edificio Tahonas, situado en Burgos, la fachada tiene un espesor total de 43 cm, generando una transmitancia térmica muy baja.
Material interior | Espesor |
Guarnecido y enlucido de yeso | 15 mm |
Fábrica de termoarcilla | 190 mm |
Mortero hidrófugo | 15 mm |
Aislamiento térmico de lana de roca | 200 mm |
Mortero de cemento | 10 mm |
VALOR U | 0,155 KWh/m2a |
Fuente: Plataforma PEP
Envolvente transparente
Las ventanas son los puntos débiles de la envolvente. Si dimensionamos una ventana para que capte la suficiente energía como para mantener las condiciones interiores de confort en invierno, lo más probable es que el efecto en verano sea perjudicial para el confort interior.
Los vidrios funcionan dejando pasar la radiación solar térmica de longitud de onda corta emitidas por el sol, pero bloquea la radiación de onda larga, emitida desde el interior del edificio. Por lo que se produce un desequilibrio energético. Por eso, la estrategia es pensar en la orientación y la distribución del interior, promoviendo las estancias más “activas” en donde la iluminación pueda darse de manera natural para consumir menos energía.
Igual de importante a nivel estratégico es utilizar vidrios de diferente composición, con baja transmitancia térmica (cantidad de energía que pasa a través del vidrio), o bajo emisivos (cuya característica principal es la de reflejar el calor al interior de la vivienda en invierno y mantenerlo en el exterior durante el verano).
Tipo de vidrio | Coeficiente U (W/m2K) |
Vidrio simple | 5,7 |
Vidrio doble | 2,8 |
Vidrio triple | 1,9 |
Vidrio triple de baja emisividad | 1,4 |
Vidrio triple de baja emisividad con cámara de argón | 1,2 |
Añadido al anterior dos revestimientos de baja emisividad | 0,8 |
Ventana de vacío (alto vacío) | 0,5 |
20 mm de Aerogel (vacío reducido) | 0,3 |
Fuente: Passive-On Project
En todo caso, desde el diseño del proyecto también hay que tener en cuenta la protección solar, los autosombreamientos o el reflejo de la radiación solar, entre otros, para disminuir las perdidas energéticas.
Puentes térmicos
El puente térmico es aquel punto donde se produce una discontinuidad del aislamiento, produciendo una disminución de la resistencia térmica de la envolvente y las consiguientes condensaciones. Si se asegura una correcta ejecución de obra se estima que se produce un ahorro energético de entre el 20% y el 30%.
Estanqueidad o hermeticidad de aire
En la construcción tradicional, la ventilación producida de manera natural por fisuras, mal sellado de juntas o huecos causa pérdidas energéticas de manera constante. Bajo el estándar PassivHaus, se prevé esta situación y se confía la ventilación y renovación del aire a un sistema de ventilación mecánica, que es más eficiente cuanto más hermética sea la envolvente.
Esta hermeticidad del edificio se constata bajo una prueba de presión llamada Blower Door Test, en la que se dispone de un ventilador con capacidad de presurizar o despresurizar el interior del edificio para analizar su hermeticidad a través de las renovaciones por hora, que para cumplir con el estándar debe ser de 0,6 renovaciones/hora en un diferencial de presión de 50 Pa.
Ventilación mecánica con recuperación de calor
El calor producido en el interior del edificio ya sea a través de electrodomésticos o personas, puede ser reutilizado para calentar o enfriar el aire limpio entrante antes de expulsar el ya utilizado. El recuperador de calor aprovecha la energía residual y la intercambia con el aire a introducir desde el exterior, y por ello su ahorro respecto a otros sistemas.
El estándar PassivHaus, no es más que una serie de puntos clave a los que hay que hacer frente para construir edificios de consumo casi nulo. En la actualidad, se está comprobando que las condiciones establecidas en el CTE son insuficientes para hacer frente a los retos a los que nos enfrentamos desde la arquitectura y la construcción. Proyectos como Can Tanca, en Islas Baleares, han conseguido la certificación PassivHaus Premium, y muestran una ambición real por cambiar las cosas mediante la utilización de materiales sostenibles, como la madera, y la incorporación de una instalación fotovoltaica capaz de producir toda la electricidad necesaria para la vivienda. De esta manera, se apuesta por hacer de este sector un tejido sostenible e involucrado con las necesidades actuales de la sociedad.
Referencias
Fundación de la Energía de la Comunidad de Madrid. 2011. Guía del estándar PassivHaus edificios de consumo energético casi nulo. Madrid: Fundación de la Energía de la Comunidad de Madrid.
Neila González, Francisco Javier, y Lozano Reina, Marta. 2016. PassivHaus: adaptación al clima mediterráneo. E.T.S. Arquitectura (UPM).
Deja una respuesta