Marginal (adj.): que se encuentra de modo voluntario o forzoso fuera de las normas establecidas
RAE
Aplicando esto a la arquitectura podríamos decir que la arquitectura marginal es aquella que se encuentra fuera de unas pautas aceptadas por todos y que crean tendencia. Ahora bien, ¿quién se encarga de decidir en cada época cuáles son esas pautas? ¿Quién decide qué obras y qué arquitectos ocuparán libros de arquitectura y cuáles quedarán en el olvido? Por suerte para nosotros, a veces un ojo crítico descubre esas obras olvidadas y, dejando a un lado el criterio impuesto por aquellos que le formaron, consigue leer su verdadero valor y transmitirlo, permitiéndonos a los demás conocerlo.
Este artículo pretende ser una invitación a esas referencias arquitectónicas «desconocidas», o al menos no tan conocidas, que están esperando a ser encontradas para aprender y desaprender a través de ellas.
[…] Todo arquitecto, todo estudiante, debe llegar a ese día en que encuentre un edificio del que no le han hablado pero que es capaz de estimar por sí mismo y decirse “esto es arquitectura»
¿Otra historia de la arquitectura del arquitectura del Siglo XX? (José María García del Monte, Diseño, 2017)
Como introducción a esa arquitectura marginal hablaremos de dos obras sabiendo que obras hay tantas como análisis de estas. La primera la analizaremos desde la materialidad constructiva y la segunda desde la composición, dejando la puerta abierta a que cada uno descubra sus propios valores marginales.
La Congiunta. Peter Markli (Giornico, 1992)
Museo enclavado en un valle próximo al pueblo suizo de Giornico, proyectado para alojar las obras del escultor Hans Josephsohn. Sin aglomeraciones ni grandes urbes en las proximidades, ni siquiera alrededores dignos de Instagram.
El cómo se obtiene el “ticket de entrada” es ya una declaración de intenciones: la típica encimera de taquilla se convierte en la barra de un bar de Giornico donde debemos pedir la llave del museo para tener acceso y firmar en el libro de visitantes, si así lo deseamos.
Como descripción objetiva del edificio diríamos que es un volumen de hormigón con un gran hermetismo exterior roto por lucernarios, organizado en tres naves centrales de diferente altura cada una y culminadas estas con cuatro pequeñas salas que abren a la tercera de las naves.
Como arquitectos abiertos a aprender a pesar de lo aprendido, veríamos que es un edificio que engloba en sí mismo, de una manera muy compleja y sencilla a la vez, la intensidad de la arquitectura. La rudeza y radicalidad del planteamiento del proyecto, ya interesante de por sí, contrasta con la intencionalidad en los detalles: la modulación de los encofrados y el dimensionado y disposición de las diferentes puertas que comunican las naves (que no son sino huecos a posteriori en los muros de hormigón) son un conjunto de continuos desequilibrios y contradicciones, claramente intencionados y que hace que nos preguntemos el por qué de esas decisiones alejadas de la lógica constructiva y compositiva.
Museo de Gibellina. Francesco Venezia (Gibellina Nuova, 1970-1980)
En este caso es un museo que no fue encargado como tal, sino como una restauración del fragmento de la fachada del Palacio de San Lorenzo que había sobrevivido al terremoto que destruyó la ciudad de Gibellina en 1968. El arquitecto decide realizar no sólo la restauración encargada, sino englobarla en un proyecto arquitectónico lleno de simbolismo.
En el museo la fachada del palacio está contenida en un muro que separa el cuerpo del patio abierto y el del bloque de dos plantas donde se encuentra el programa expositivo. Ambos cuerpos están acompañados en los extremos por un bloque en U y un balcón curvo con una sólida barandilla. Por último, junto al museo se encuentra un jardín proyectado por el mismo arquitecto.
Si seguimos analizando el edificio veremos una gran contradicción: se encargó una restauración, se realizó un museo y, sin embargo, no parece funcionar bien como tal; a no ser que ese programa fuera una excusa para la verdadera intención del proyecto. La relación entre las obras expuestas, el tamaño del edificio y el recorrido del mismo están descompensados: el tamaño es demasiado grande y el recorrido demasiado largo. Por otra parte hay una aparente intención de simetría en la planta que luego es rota en el diseño del recorrido y por uno de los elementos más característicos del proyecto: la rampa del patio.
Sin embargo, el análisis cambia cuando entendemos que el verdadero propósito del arquitecto es realizar un monumento donde sean representados la historia y el tiempo. La historia es percibida en las relaciones materiales entre lo restaurado (la fachada del antiguo palacio) y lo nuevo. El tiempo está representado en ese largo e interesante recorrido de espiral ascendente – que merece un estudio aparte-, durante el que meditamos sobre el ritmo de la historia y en el que terminamos en la sala denominada “descanso”, donde a nuestra derecha la serpiente en bronce que separa exterior e interior vuelve a recordarnos el verdadero mensaje simbólico del museo: al igual que la serpiente, la historia tiene un ritmo lento quebrado por acontecimientos rápidos e intensos, como pueda ser el terremoto que da origen al proyecto.
Así terminamos el breve análisis de dos proyectos de los que no se oye hablar demasiado en las aulas. Durante nuestros años de formación en la universidad recibimos cientos de horas de clases en las que nos ilustran con obras de arquitectura que, bien han quedado para la posteridad, bien pertenecen a ese pasado reciente que aún se admira, o bien son los últimos aciertos que marcarán las modas de las próximas promociones. Nos enseñan lo que es buena arquitectura. Pero, ¿sólo esa que nos muestran lo es? Naturalmente y por descarte, no.
Hay una gran cantidad de obras en el anonimato con grandes valores esperando a ser destacada ya que en su tiempo algo o alguien lo impidió. Y, por suerte para nosotros, como arquitectos que somos, esa es una labor que nos pertenece. ¿Cuál es esa arquitectura marginal? La respuesta está ahí fuera, esperando a ser descubierta.
Pau dice
Excelente artículo!! Nuria, gracias por compartir conocimiento. Un saludo